Cáncer de Laringe

Cáncer que se forma en los tejidos de la laringe (parte de la garganta que contiene las cuerdas vocales y que se usa para respirar y hablar).

Las formas más comunes de cáncer de laringe reciben nombres que dependen del tipo de célula del que se derivan.
 
La mucosa de la laringe está formada por células planas llamadas escamosas, por lo que el tumor derivado de ellas se denominará carcinoma escamoso o epidermoide (estas células recuerdan a las de la piel o epidermis). Es el tipo de cáncer más frecuente en esta localización.
 
Pero, por otra parte, los cánceres de laringe se clasifican según la zona del órgano en la que se originen. Por esto, se habla de cáncer supraglótico, glótico o subglótico según donde esté localizado.

 



Para poder indicar el tratamiento más adecuado para el cáncer de laringe, es importante "clasificar" el tumor, es decir, determinar en qué fase se encuentra.
 
El sistema que con mayor frecuencia se emplea para su clasificación es el TNM. Estas siglas hacen referencia a 3 aspectos del cáncer: la T se refiere al tamaño del mismo, la N a la afectación de los ganglios linfáticos y la M a la afectación o no de otros órganos.

 


 
En función de estos aspectos, el cáncer de laringe se agrupa en las siguientes etapas o estadios:
 
Estadio 0 ó carcinoma in situ: es la fase más temprana del cáncer de laringe. Las células tumorales se encuentran situadas en la parte más superficial de la mucosa y en ningún caso la traspasa. No afecta a ganglios linfáticos.
 
Estadio I: el tumor afecta a la mucosa, pero sólo se encuentra en una de las regiones de la laringe, no extendiéndose a ninguna otra de las partes de dicho órgano. En esta etapa el cáncer no afecta a los ganglios linfáticos ni a ningún otro órgano.
 
Estadio II: el tumor afecta a varias de las zonas de la laringe (supraglotis y cuerda vocal, o glotis y subglotis). En esta etapa el cáncer no afecta a los ganglios linfáticos ni a ningún otro órgano.
 
Estadio III: el cáncer está limitado a la laringe con cuerdas vocales fijas (no invade órganos cercanos), aunque puede haber afectado a un ganglio linfático de la zona de origen inicial.
 
Estadio IV: el cáncer se ha extendido, afectando al cartílago tiroides o estructuras cercanas (boca o tejidos del cuello); o bien tiene infiltración por vía linfática de forma importante; o presenta diseminación a distancia (afecta a pulmón, hígado, huesos o a ganglios linfáticos alejados de la zona del tumor).
 
El grado celular es importante a la hora de decidir un tratamiento. Las células tumorales se clasifican en  G1/G2/G3 en función de su potencial agresividad (de menor a mayor agresividad).

 


Elección del Tratamiento

 

Una vez que se ha confirmado el diagnóstico de cáncer de laringe y se han realizado las pruebas necesarias para conocer en qué fase está la enfermedad, se debe determinar cuál es el tratamiento más apropiado. El especialista le recomendará y explicará las posibilidades de tratamiento más adecuadas en su caso, para que una vez que haya recibido la suficiente información pueda, junto con su médico tomar una decisión.
 


El tratamiento del cáncer de laringe, como ocurre en la mayoría de los tumores, es un tratamiento multidisciplinar. Distintas especialidades trabajan juntas para combinar terapias y ofrecer al paciente las mayores posibilidades de curación.


El plan de tratamiento del cáncer de laringe se basa en una serie de normas y pautas (protocolo), establecidas por cada hospital basándose en la experiencia clínica.


Estos protocolos, que se emplean de forma generalizada en todos los hospitales, recogen las indicaciones o limitaciones de tratamiento en función de una serie de factores:

 

  • Estadio en el que se encuentra la enfermedad (TNM).
  • La localización del cáncer: el tratamiento puede variar dependiendo de si la enfermedad está localizada en la región supraglótica, glotis o cuerdas vocales, o región subglótica.
  • Grado celular.
     

Probablemente, el médico también tendrá en cuenta, si además del cáncer de laringe, existen otras enfermedades importantes que puedan dificultar la realización de algún tratamiento específico.


Por tanto el tratamiento propuesto por el especialista no va a ser el mismo en todos los pacientes.


Los tratamientos más frecuentemente empleados en el cáncer de laringe son, fundamentalmente, la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia.
 


En los siguientes apartados se describen cada una de ellos tratando de explicar en qué consisten, qué efectos adversos producen y cuáles son las recomendaciones para minimizar dichos efectos.
 

 

Cáncer de la laringe en estadio I

 

El tratamiento del cáncer de la laringe en estadio I depende de la ubicación del cáncer en la laringe.


Si el cáncer está en la supraglotis, el tratamiento puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Radioterapia.
  • Laringectomía supraglótica.

Si el cáncer está en la glotis, el tratamiento puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Radioterapia.
  • Cordectomía.
  • Laringectomía parcial, hemilaringectomía o laringectomía total.
  • Cirugía láser.


Si el cáncer está en la subglotis, el tratamiento puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Radioterapia, con cirugía o sin esta.
  • Cirugía sola.

 

Cáncer de la laringe en estadio II

 

El tratamiento para el cáncer de la laringe en estadio II depende de la ubicación del cáncer en la laringe.


Si el cáncer está en la supraglotis, el tratamiento puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Radioterapia.
  • Laringectomía supraglótica o laringectomía total, con radioterapia o sin esta.

Si el cáncer está en la glotis, el tratamiento puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Radioterapia.
  • Laringectomía parcial, hemilaringectomía o laringectomía total.
  • Cirugía láser.

Si el cáncer está en la subglotis, el tratamiento puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Radioterapia, con cirugía o sin esta.
  • Cirugía sola.

 

Cáncer de la laringe en estadio III

 

El tratamiento para el cáncer de la laringe en estadio III depende de la ubicación del cáncer en la laringe.


Si el cáncer está en la supraglotis o glotis, el tratamiento puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Cirugía, con radioterapia o sin esta.
  • Radioterapia, con cirugía o sin esta.

Si el cáncer está en la subglotis, el tratamiento puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Laringectomía más tiroidectomía total y extracción de los ganglios linfáticos de la garganta, habitualmente seguida de radioterapia.
  • Radioterapia, con cirugía o sin esta.
     

Cáncer de la laringe en estadio IV

 

El tratamiento para el cáncer de la laringe en estadio IV depende de la ubicación del cáncer en la laringe.


Si el cáncer está en la supraglotis o la glotis, el tratamiento puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Laringectomía total, con radioterapia.
  • Radioterapia, con cirugía o sin esta.

Si el cáncer está en la subglotis, el tratamiento puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Laringectomía más tiroidectomía total y extracción de los ganglios linfáticos de la garganta, generalmente con radioterapia.
  • Radioterapia.


 

Opciones de tratamiento para el cáncer de la laringe recidivante


El tratamiento para el cáncer de la laringe recidivante puede incluir los siguientes procedimientos:

 

  • Cirugía, con radioterapia o sin esta.
  • Radioterapia.
  • Quimioterapia.

 

Quimioterapia

 

En el cáncer de laringe, la quimioterapia se aplica, generalmente, asociada a la radioterapia para potenciar el efecto de esta última sobre el tumor. Al administrar ambos tratamientos, es frecuente que aumenten los efectos secundarios.


Puede administrarse antes de la cirugía o radioterapia, para disminuir el tamaño del tumor y facilitar el tratamiento local o después de la cirugía o radioterapia para prevenir la reaparición de la enfermedad.


 
Si el tumor está muy diseminado y no responde a otros tratamientos, la quimioterapia puede utilizarse como tratamiento paliativo. Su objetivo fundamental es disminuir los síntomas derivados del tumor y mejorar la calidad de vida del paciente.


Unida a la Radioterapia, se emplea en ocasiones para evitar realizar una laringectomía. 

 

 

Cirugía

 

El tipo de cirugía que se puede aplicar en el cáncer de laringe varía en función del tamaño, de la localización y de la extensión de la enfermedad a ganglios y/o órganos vecinos.


La cirugía a nivel de laringe es una intervención quirúrgica mayor, por lo que es necesario un ingreso hospitalario durante un tiempo que puede variar de un enfermo a otro, pero por lo general suele oscilar entre una y dos semanas. Asimismo, es necesaria anestesia, que siempre será de tipo general.


Aunque es posible que se tenga que realizar la extirpación de la laringe (laringectomía), en la actualidad se realizan con más frecuencia cirugías conservadoras para preservar la voz.


 
Dependiendo  de la situación de cada enfermo, existen diferentes opciones y técnicas de tratamiento quirúrgico:

 

  • Laringectomía total: cuando se precisa extirpar toda la laringe.
  • Cordectomía: consiste en la extirpación únicamente de la cuerda vocal afecta.
  • Laringectomía supraglótica: se extirpa solamente la región supraglótica de la laringe.
  • Linfadenectomía: es la extirpación de los ganglios linfáticos de la zona del cuello. Dependiendo de la localización del tumor, el riesgo de afectación de los ganglios del cuello puede variar. En los tumores supra y subglóticos es frecuente esta afectación por lo que se suele llevar a cabo la linfedenectomía. Se conoce con el nombre de disección ganglionar cervical.


En los cánceres de glotis, no se afectan los ganglios por lo que no es preciso realizar este tipo de cirugía.



Radioterapia

La radioterapia es el empleo de radiaciones ionizantes para el tratamiento, local o locorregional, de determinados tumores  que emplea rayos X con altas dosis de irradiación.


Su objetivo es destruir las células tumorales causando el menor daño posible a los tejidos sanos que rodean dicho tumor.


En la mayoría de los tumores, la radioterapia que se aplica es externa. Para ello se emplean máquinas de gran tamaño que, en ningún momento contactan con el enfermo. 


La radioterapia se puede emplear como tratamiento único o en combinación. Se puede administrar antes de la intervención para disminuir su tamaño y facilitar la cirugía, o después de la misma, para consolidar el tratamiento.


Asimismo, se puede administrar con la quimioterapia para potenciar sus efectos (quimioirradiación).


El tratamiento con radioterapia siempre es individualizado, es decir, cada enfermo tendrá su tratamiento específico y distinto al de otro paciente, dependiendo de la localización y extensión de la enfermedad.


Según la finalidad con que se emplee, la radioterapia puede ser curativa o paliativa.


Dependiendo de la localización, y sobre todo de la fase en la que se encuentre la enfermedad, puede ser un tratamiento con finalidad curativa, sobre todo en etapas iniciales. Suele dar buenos resultados para los cánceres localizados en la glotis.


Salvo para los tumores de glotis, suele ser necesario casi siempre que el tratamiento comprenda todo el cuello.
 

 

Planificación del tratamiento con RT:
 
Antes de empezar con el tratamiento propiamente dicho, es preciso realizar una planificación o simulación del mismo. Su finalidad es determinar una serie de parámetros que variarán dependiendo del tipo, de la localización y de la extensión del tumor, así como de las características anatómicas de cada enfermo.

Durante todo el tratamiento, el paciente ha de permanecer inmóvil y mantener la misma postura. Es frecuente, que próximo a la zona del tumor se encuentren determinadas estructuras importantes como la medula espinal, las glándulas parótidas, la cavidad oral, la orofaringe, la traquea, el esófago, entre otros. Para administrar la radiación con una precisión elevada y evitar que los tejidos sanos que rodean al tumor reciban más dosis de la tolerada, se utilizan sistemas de inmovilización muy precisos para que  permitan la administración de la radiación con gran exactitud.

Habitualmente, para realizar el cálculo de la dosis que va a recibir tanto el tumor como los tejidos sanos de alrededor del mismo, es necesario realizar una tomografía de localización, cuyas imágenes se introducen en la computadora, donde se determina el volumen de tratamiento.

Antes de la realización de la tomografía se determina el sistema de inmovilización más adecuado para cada paciente según la técnica que se vaya a aplicar. Los más empleados son una máscara de material termoplástico que se adapta al contorno del paciente.

Una vez realizada la planificación, estos sistemas de fijación permiten su reproducción diaria en la sala de tratamiento.
 

¿Dónde se realiza el tratamiento con radioterapia?
 
Las habitaciones donde se realizan los tratamientos de radioterapia externa se llaman salas de radioterapia o búnkeres. Estas habitaciones poseen paredes de hormigón con un gran espesor que proporcionan un aislamiento perfecto impidiendo que la radiación salga fuera de ellas.
 
Mientras dura la sesión de tratamiento el paciente estará solo en el interior de la sala, pero vigilado por el personal especializado a través de un circuito de televisión y un interfono.
 

 

¿Por qué es necesario acudir todos los días?

     Si se administrara toda la dosis de radiación en una única sesión se producirían daños muy serios en los tejidos. Para minimizar estos efectos secundarios, la dosis total de radiación se fracciona, repartiéndose en un número determinado de sesiones y días.

El fraccionamiento estándar consiste en administrar una sesión al día durante cinco días a la semana descansando dos, generalmente sábados y domingos. Para su administración no es necesario estar ingresado, puede acudir al hospital para el tratamiento y una vez finalizado volver a su casa.

 

 

¿Cuánto dura el tratamiento?
 
El tratamiento de radioterapia suele durar entre dos y siete semanas, dependiendo de la dosis que se administre y del número total de sesiones.

Diariamente, cada sesión dura sólo unos minutos (quince aproximadamente). El tiempo real de irradiación dura unos segundos.

Una vez finalizado el tratamiento diario, puede estar en contacto con otras personas, ya que no emite ningún tipo de radiactividad. Sus relaciones sociales, laborales y familiares no tienen por qué verse afectadas mientras dure el tratamiento.
 

Efectos secundarios:

La radioterapia, al mismo tiempo que elimina células enfermas, puede afectar a los tejidos sanos cercanos al área de tratamiento y como consecuencia aparecen efectos secundarios en la zona que ha recibido el tratamiento.

Estos efectos son difíciles de prever con exactitud, ya que dependen de múltiples factores como la zona del organismo donde se realiza el tratamiento, la dosis, el fraccionamiento y la susceptibilidad individual de cada persona. En algunos casos se producen efectos mínimos, mientras que en otros son más serios y es necesario administrar tratamiento médico para su control.
 

 

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